"...El
hecho de ir contracorriente, mérito del hombre de carácter
fuerte, se considera en los ambientes de la Curia una falta
grave, la insubordinación, y, por consiguiente, es un escándalo
que hay que tapar. Los indiscretos tarde o temprano lo pagan
personalmente, sin excluir el infamante precio de los
comentarios sobre su conducta, que se considera cuestionable y
ofuscada..." (Página 14)
"...La
diplomacia del Estado Vaticano, símbolo de una sociedad
especial en la que la apariencia es más importante que la
esencia, se contagia a la de los demás Estados en cuanto estos
establecen relaciones diplomáticas..." (Página 24)
"...El
veinte por ciento de la Curia consigue iniciar la difícil
ascensión por la escalera de caracol y se considera la parte
elegida, sacerdocio real, hombres capaces de cualquier conquista.
Sin embargo, estos afortunados escaladores que suben hacia el
liderazgo de la Iglesia, tienen necesariamente que jugar con las
cartas cubiertas hasta la última mano para poder eliminar al
adversario. El aspirante, a medida que se acerca a la ansiada
meta, perfecciona su método competitivo, mezclando la astucia,
la humildad interesada, la hipocresía y la caridad fingida. Un
mundo hecho de rivalidades cuya escala jerárquica se va
desarrollando suavemente, con auténticas batallas a base de
golpes y codazos. Los predestinados a alcanzar los primeros
niveles superiores, los «trepas», los favorecidos por el
adecuado empujoncito del protector carismático, los
pretendientes a los puestos más altos, son obviamente muy pocos.
Éstos a su vez se apropian de los méritos ajenos y se los
atribuyen a sí mismos con el mayor descaro. A ellos no les
cuadra lo que el Espíritu Santo dejó escrito:.«No busquemos
la vanagloria, provocándonos y envidiándonos unos a otros.»..."
(Página 34)
"...La
historia de la Curia ofrece abundante material ilustrado de
eclesiásticos que han tratado y tratan de aplicar el Evangelio
de tal manera que les garantice la perpetuidad de los
privilegios adquiridos..." (Página 41)
"...La
discrepancia se rechaza cual si fuera una locura. El que tiene
el valor de discrepar sabe que lo hace arriesgando su propia
situación hasta el extremo de que puede pagarlo con la pérdida
de su carrera..." (Página 41)
"...Todo
el mundo sabe que al frente de la Iglesia se encuentra el Papa.
Pero él no la gobierna personalmente; tiene que fiarse de la
honradez ajena (siempre sobreentendida, pero no fácilmente
demostrable); la que gobierna en la práctica es su Secretaría
de Estado, a la cual están sometidos el resto de la Curia
romana y el propio Pontífice..." (Página 79)
"...Es
necesario que Cristo vuelva a azotar con el látigo a los
mercaderes del templo, transformado en cueva de ladrones..."
(Página 80)
Valga
este pequeño detalle para hacer referencia a los conceptos, de
los propios ministros católicos, que podemos encontrar en las
340 páginas del libro.
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